No sólo la vejación relatada es la que se pudo observar en un video denuncia que fue emitido por Televisión Nacional en los últimos días, también se pudo ver como los aspirantes a gendarmes eran obligados a beber whisky con agua ardiente sin detenerse, bajo la presión de su superior, a pesar de que su respiración se viese perturbada.
La denuncia fue llevada a cabo por funcionarios de la Gendarmería de Chile de la Región de O'Higgins que participaron en el curso de especialización contra motín, capacitación a la que ingresaron 18 personas por cada lesión. "Y las" torturas sicológicas "que habrían afectado a quienes se retiraron.
Para el INDH, la situación es de suma gravedad que la tortura no tiene justificación bajo ninguna circunstancia, menos en el entrenamiento de agentes del Estado que puede hacer uso de la fuerza en el ejercicio de sus funciones.
Por este motivo, el INDH inició una serie de acciones, entre ellas, el contacto con las víctimas, para conocer los casos, más en detalle; Están hechas para esclarecer los hechos y determinar las responsabilidades; y oficiará a gendarmería de Chile para que entregue todos los antecedentes que la institución posea un respecto de lo revelado por las víctimas.
En el registro también se hizo público, se observó como los aspirantes a gendarmes se quedaron sumergidos en una piscina con agua helada durante la noche. Por lo tanto, un denunciante relacionado con las noches "fue obligado a ver dibujos animados, y al que le diera el sueño le pasaba una granada sin seguridad", el gendarme reveló además que "les tiraban un pan en el piso y que les ordenaban comer" a 18 personas de él ".
Para Rodrigo Bustos, jefe de la Unidad Jurídica Judicial del INDH: "Las imágenes que hemos podido observar son de extrema gravedad. Se trata de actos de tortura, sin justificación, por los cuales el INDH evaluará todos los antecedentes que reúna para presentar las acciones judiciales ".
"Esto claramente va en contra de la normativa actual, tanto de la Constitución, de la población y de los derechos internacionales de los derechos humanos, por tanto, como sea difícil de esperar, una cultura respetuosa de los derechos fundamentales al interior de las cárceles, si es que los procesos formativos de los gendarmes hay prácticas tan graves como las que sí lo pudieron observar ", sentenció el abogado del Instituto.
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