.jpg)
Recobrar la identidad histórica de las viviendas, con el compromiso que los propietarios o terceros aseguren el resto de la edificación es una de las características del Subsidio Patrimonial.
Rancagua, jueves 26 de enero de 2012. El cuidado del patrimonio nacional es uno de los ejes que cruza el proceso de reconstrucción en Chile. Luego del terremoto del 27F la principal necesidad era levantar rápidamente el país, pero también perpetuar la historia patrimonial de nuestra región.
El subsidio patrimonial funciona a través de los programas habitacionales de reconstrucción para beneficiarios damnificados por el terremoto. ¿La particularidad? Es que quienes optaron por este tipo de subsidio recibieron una asignación adicional de 200 U.F. por pertenecer a una zona de interés patrimonial. Esta asignación adicional tiene por objeto financiar la reconstitución de características arquitectónicas que manifiestan algún valor histórico de edificaciones que se encuentran dentro de estos polígonos patrimoniales.
Para Cristian Peña, arquitecto de Serviu, el espíritu de este programa es “reconocer nuestra historia a través de edificaciones que son vestigio de hechos que han ido labrando el desarrollo de la idiosincrasia y tradición de los lugares que conforman nuestro territorio. Además, es una forma de enfrentar nuestra condición sísmica, que ha mermado en gran parte la permanencia de edificaciones antiguas”.
Para él, el programa es una forma de dar permanencia a la historia a través de la técnica, ya que implementar técnicas de construcción en esas viviendas “representa un desafío para solucionar una ecuación de lo antiguo y lo moderno. Es una forma de revalorizar la técnica por sobre la tecnología, ya que se recurre a antiguas formas de edificación, mejorándolas con los nuevos conocimientos que ha traído la evolución de la construcción en nuestro país”, destacó Peña.
La importancia de las dan los propios beneficiados al programa
Cristian Peña, manifestó que las opiniones de los beneficiarios respecto a este programa son muy dispares, ya que “existe desde la persona que valoriza mucho que se pueda reconstituir su vivienda por la historia familiar que lleva dentro, hasta la persona que considera que debieron demoler su vivienda para entregarle una casa nueva con las características propias de una construcción en serie”, añade que “claramente, no existe mucha cultura patrimonial en nuestro país, y pasa también por un fenómeno post-traumático generado por el mismo terremoto y sus constantes réplicas, donde la gente ve con recelo toda construcción de materialidades antiguas por los riesgos que han visto con sus propios ojos”
En tanto, el arquitecto de Serviu Colchagua, destaca que personalmente “ha sido una experiencia muy enriquecedora trabajar en reconstrucción. Después del terremoto vimos como muchas edificaciones fueron tarjadas con una “X” sin ningún remordimiento y demolidas en pocos días sin tiempo siquiera para pensar en que valor podrían tener. Básicamente a viviendas de adobe, puesto que en nuestro país se ha dado la espalda a estas construcciones y no les ha dado cabida en ninguna normativa de diseño asísmico, por la complejidad de su evaluación estructural”.
Pero esto cambio pues, según Peña, “a la luz del programa de reconstrucción patrimonial vimos surgir proyectos que dijeron como a través de este programa se podría reconstituir y frenar la demolición de los cascos antiguos de las comunas de la región, y poder llegar a re-valorizar zonas que si no hubiese sido por el terremoto habrían terminado por caerse por la obsolescencia y el abandono”, finalizó.
| < Prev | Próximo > |
|---|
