Recientemente se dieron a conocer las cifras del primer estudio sobre la situación alimentaria y nutricional en el trabajo en Chile, realizado por la Oficina Internacional del Trabajo (OIT). La investigación, basada en entrevistas a empresas, sindicatos, académicos y en encuestas a trabajadores de todo el país, reveló que el 39% de los trabajadores no recibe beneficio alguno para alimentarse y el 22% no dispone de un lugar para almorzar, la limpieza no siempre es la adecuada y el tiempo que tienen para alimentarse es insuficiente.
Este estudio, que ubicó a Chile como el primer país en este tipo de investigación que profundiza la relación entre nutrición y el mundo del trabajo a nivel mundial, reveló además que existen una serie de debilidades en los hábitos de alimentación de los trabajadores en Chile. A modo de ejemplo, cerca del 20% de la muestra no toma desayuno de forma habitual, un tercio no almuerza en forma regular, y un 36% aseguró que almuerza en forma rápida.
En cuanto a la salud de los trabajadores, los resultados son preocupantes: el 17% de los menores de 30 años ya presenta alguna patología crónica asociada a la alimentación, proporción que se duplica en los mayores de 40 años.
Normalmente una persona pasa un tercio del día en su trabajo, y para desempeñarse de manera óptima necesita una alimentación que le permita tener una buena condición física y mental. En este sentido, el estudio de la OIT evidenció que aún existen empleadores en Chile que consideran la alimentación laboral como un elemento secundario y que aún no dimensionan que una mala nutrición puede causar pérdidas de hasta un 20% en la eficiencia y productividad de un trabajador.
Los empleadores deben considerar que los montos destinados para una alimentación saludable no son un gasto, sino más bien una inversión que reportará importantes beneficios económicos. Es preciso que las empresas faciliten los medios necesarios para la alimentación de sus colaboradores. Las medidas en esta materia se deben adoptar de forma permanente, como parte de las políticas de salud y seguridad de las empresas.
Nosotros hemos comprobado, a través de nuestros Programa Vivir Bien, que es posible entregar herramientas para que las personas adquieran hábitos de buena alimentación y salud laboral, con resultados exitosos. De las 130 mil personas provenientes de más de 200 empresas, universidades e instituciones educativas que han pasado por este programa de capacitación, de una muestra de 300 personas el 38% de los participantes disminuyó de peso, el 33% bajó el colesterol y el 26% bajó su presión sistólica.
En este estudio, la OIT recomienda que el Estado asuma un rol más activo en el tema de la alimentación laboral. Es necesario que se analicen e implementen diversas alternativas para incentivar a las empresas a mejorar sus prácticas de alimentación en el trabajo. Asimismo, concluye señalando que como punto de partida de cualquier propuesta, debieran establecerse mesas tripartitas que incluyan al Estado, a los trabajadores y a los empleadores, para comenzar un diálogo social profundo con eje en el trabajo, la seguridad laboral y la alimentación.
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