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La Intendencia Metropolitana, en conjunto con la Subsecretaría de Telecomunicaciones y las empresas del rubro anunciaron que desde el año 2011 hasta ahora se han retirado de la capital unas 300 toneladas de cable en desuso, cables que incluso llevaban 30 años en los postes sin cumplir su función. Una irregularidad que parece estar siendo subsanadas por las autoridades y que beneficia tanto a los habitantes de Santiago y la presentación de la ciudad.
Que existan menos cables es un aporte a la calidad de vida, al paseo por el parque o el barrio con un cielo despejado libre de contaminación visual. Además, tener toda esa cantidad de cables colgando es inseguro, y más en un país donde tiembla todos los días y ocurren grandes incendios.
El sistema de cableado le quita valor turístico a la ciudad, no es raro ver a los visitantes extranjeros molestos al ver su foto arruinada por el saturado poste de electricidad. Esto no solo ocurre en Santiago, sino que en Valparaíso los cables también parecen ser parte del patrimonio cultural, el casco histórico de Arica está repleto de tendido eléctrico y en Valdivia no hay paisajes que no se vea intervenido por algún poste y así en la gran mayoría de las regiones de nuestro país.
Todos deseamos que los cables sean soterrados, transformación que tendría un costo de miles de dólares para las empresas de telecomunicaciones. La bajada de cables en desuso es un tremendo aporte, es de esperar que tan buena medida también sea replicada en regiones y por sobretodo en ciudades de alta afluencia turística, porque nadie quiere que en el extranjero se vea una foto de Chile donde solo se destaca el tendido eléctrico.
Marcelo Lucero
Director Escuela de Construcción y Obras Civiles AIEP
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