Como una labor social y cultural, además de su compromiso deportivo, el equipo continúa ejerciendo su misión de entregar valores y competencias a un grupo de entusiastas jóvenes.
Alrededor de 50 son los alumnos que tres veces por semana encienden las tranquilas jornadas que habitualmente se viven en aquel sector rural de la comuna. Se acaba la tarde, baja la temperatura y es momento para que un grupo de 50 niños amantes del fútbol se den cita en el sector rural de El Toco, el cual se convierte en el centro de la práctica deportiva en la comuna de Pichidegua. Al llegar al estadio del lugar, de inmediato llama la atención observar que rápidamente los adolescentes se reúnen sobre el césped para equiparse con su indumentaria correspondiente, para luego escuchar las instrucciones de los profesores e iniciar una nueva sesión de entrenamientos.
Se trata de la Escuela de Fútbol El Toco, la cual viene funcionando en un nivel promedio hace 10 años en el sector, pero que ahora ha decidido dar un salto cualitativo en su funcionamiento. “Nos destacamos por entregarles un proceso formativo deportivo, social, cultural y valórico a los niños, lo cual debe ser elaborado en detalle, ya que esto no es competencia. Esto significa que debemos integrar a chicos con sobrepeso, poca habilidad y muchas veces con carencias y dificultades familiares”, aclara Mario Cornejo, Presidente de la escuela.
Sin embargo, el club posee tres series adultas y categorías competitivas a nivel infantil, lo cual no impide que el cuerpo técnico de la escuela tenga las herramientas y el espacio para desarrollar su trabajo profesional. “No es fácil asumir la responsabilidad de formar jóvenes de índoles disímiles. Además, cuesta gestionar los recursos necesarios para cubrir lo que nuestro proyecto implica, y es ahí donde queremos agradecerle al Gobierno Regional su fiel compañía, ya que mediante el 2% del FNDR pudimos obtener nueva infraestructura deportiva, un equipamiento acorde a los chicos y lo más importante, contratar dos profesores de educación física para que asumieran su rol formador en el proyecto, el cual hasta ahora ha sido todo un éxito”, garantiza Mario Cornejo.
Justamente José Duarte, uno de los dos profesores que llegaron a la escuela, destaca el crecimiento que ha evidenciado el grupo desde su llegada hasta ahora. “Es evidente que por ser un grupo en formación, existe un déficit en riqueza técnica y táctica, pero eso lo vamos trabajando día a día con los chicos, y gracias a la nueva indumentaria, se nos facilitó mucho la tarea. No obstante, destaco el gran compromiso que el grupo tiene a la hora de trabajar, manifestando motivación y deseos de querer surgir y llegar más lejos”.
Por otra parte, la escuela también incluye a las mujeres en sus filas, donde no todas son simples aprendices del deporte. En la jornada, de inmediato destacó la presencia de Estrella Belén Muñoz, quien a sus 13 años de edad estuvo jugando para el equipo femenino sub 17 de Cobreloa durante el 2011. “Me vieron jugar en El Toco y me invitaron a formar parte de la filial femenina del equipo que disputa todos los años el Campeonato Nacional de la ANFP. Enfrenté a jugadoras muy buenas, todas mayores que yo, pero me hice un lugar y ahora estoy a la espera de volver para la actual temporada”.
En el caso de los hombres, la escuela envió a un arquero de 15 años a probarse a la Universidad Católica a San Carlos de Apoquindo. “Lo vieron jugar y quedó fichado por la UC, es por eso que hoy no está entrenando con nosotros. Más allá de la calidad de los chicos, estos resultados significan que estamos haciendo las cosas bien, y que paulatinamente seguimos mejorando para lograr la estabilidad que buscamos”, resume Mario Cornejo, presidente de la escuela.
De esta forma culmina una sesión más de entrenamientos en el apartado sector de El Toco en la comuna de Pichidegua. Una muestra de que bajo el anonimato y la humildad, es posible empezar desde cero y lograr buenos resultados. Un objetivo que este comprometido grupo no pierde de vista, y por eso se esfuerza física y emocionalmente por seguir evolucionando jornada tras jornada.
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