El tribunal -integrado por las magistradas Marcela Paredes Olave, Gladys Medina Montecino y Alejandra Besoaín Leigh-, establece que: "Tal como se dijo en el veredicto, la prueba de cargo resultó claramente insuficiente para demostrar el ilícito que fue materia de la acusación, quedando incólume el principio de inocencia del acusado. En efecto, si bien no resultó controvertido que la víctima a la fecha de los hechos imputados en la acusación, era menor de 14 años, lo que además resultó acreditado con el mérito del respectivo certificado de nacimiento, por otro lado, sí fueron discutidos en su existencia la ocurrencia de los eventuales abusos y violaciones".
Las magistradas determinaron que: "En este caso, las incertidumbres que impidieron condenar encuadraron naturalmente en el límite de convicción que exige la norma mencionada, ya que a la falta e insuficiencia de la prueba de cargo para acreditar la existencia de los hechos contenidos en la acusación, se le unió la afirmación de la víctima, de no haber sucedido los eventos imputados, en base a lo cual, no se podía condenar. En consecuencia, la prueba consistente en los testimonios de oídas de los testigos de cargo, única tendiente a acreditar tanto la existencia de los hechos materia de la acusación, como la participación del acusado en los mismos, resultó insuficiente, atendida las falencias de corroboración, contextualización y coherencia de que adolecieron, por lo que no tuvo la fuerza necesaria para destruir la presunción de inocencia que ampara a Norín, por lo que, se le absolvió de los cargos criminales que se le formularon de ser autor de abusos sexuales reiterados y tres delitos de violación".
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