Tamara Oliva (24), una joven santiaguina se enfrentaba a una ecografía más, sin embargo la evaluación de su bebé dejó al descubierto lo inesperado. “El doctor me dijo tu guagüita tiene espina bífida. No podía creer lo que él me estaba diciendo, porque uno siempre espera que su hijo nazca sano y si tiene alguna complicación que tampoco sea tan grave”, recuerda la joven.
De inmediato se interiorizó y supo que se trataba de una malformación congénita del tubo neural, en que la columna vertebral del feto está abierta y queda expuesta al líquido amniótico, lo que puede causar graves alteraciones neurológicas en el bebé.
“Me hablaron de una operación intrauterina, que a la fecha se había realizado cuatro veces en el país, y que se puede llevar a cabo antes de las 26 semanas de gestación”, comentó Tamara. A esa altura ella tenía 24 semanas por lo que apremiaba realizar la cirugía.
La compleja intervención fue realizada en el Hospital Regional Rancagua -establecimiento que en mayo pasado realizó con éxito la primera operación de espina bífida en el sistema público – encabezada por el doctor Edgardo Corral, Jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Regional apoyado por un grupo de profesionales de la Clínica Las Condes a cargo del Gineco-obstetra Waldo Sepúlveda.
La joven viajó hasta la sexta región para ser intervenida, en un procedimiento que duró más de 3 horas y permitió corregir en forma prenatal la malformación congénita de la columna del feto. “afortunadamente, la experiencia a nivel internacional ha demostrado que la reparación a través de este procedimiento tiene mejores resultados que la cirugía que se realiza a los bebes una vez que a han nacido”, comentó el doctor Edgardo Corral.
Cabe destacar que esta es la segunda operación de espina bífida realizada en el sistema de salud pública, y en ambos casos el procedimiento se realizó en el Hospital Regional Rancagua, posicionándolo como referente a nivel nacional de cirugía prenatal. “Nuestro establecimiento está en condiciones de asumir estos desafíos por la buena experiencia que hemos tenido, lo que nos puede ubicar como modelo en este tipo de intervenciones a nivel nacional”, aseguró el doctor Corral.
En cuanto al bebé, de acuerdo a lo que explica el especialista, lo adecuado es que el feto se mantenga por lo menos hasta las 32 semanas al interior del útero, ya que, una de las complicaciones de esta cirugía es el parto prematuro. “Abrimos el útero, se sacó el líquido y toda esa manipulación significa un riesgo de infección y activación uterina adicional, por eso, las próximas semanas serán las más críticas”, dijo el facultativo.
A pesar de los riesgos, Tamara aseguró estar contenta tras la intervención. “Estoy muy optimista, pero hay que esperar, porque el bebé, por lo menos, tiene que aguantar un par de semanas más dentro de mi útero, porque si es prematuro puede presentar otro tipo de complicaciones. Ahora la evolución dependerá de mi guagüita y de la resistencia de mi útero”.
Tras los buenos resultados, Tamara podrá volver a Santiago y seguir con el proceso de recuperación en su hogar.
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