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Tal es el caso de María Rojas, quien asistió al Hospital San Juan de Dios de San Fernando, acompañada de su familia, para poder encontrar una solución a sus molestias. “Yo tengo un problema de que me da vértigo, me mareo y siempre estoy escuchando un pitito en los oídos incluso a veces me desvelo, se me dan las dos o las tres de la mañana porque el pitito me desvela y no me puedo dormir, esto me afecta mucho y en el día ando cansada”, afirma la oriunda de Nancagua.

“Cientos de personas llevan mucho tiempo esperando por una solución a su problema médico. Nosotros como Servicio de Salud estamos conscientes de aquello y es por eso que hemos realizado todos los esfuerzo para entregarles una solución concreta que mejore su calidad de vida”, asegura el Dr. Cristián Gabella, director del Servicio de Salud O’Higgins.

Debido a su problema María sólo cumple labores de dueña de casa. “Estaba trabajando pero ahora ya no, me da miedo de caerme porque tengo un problema a los huesos, por lo que se me puede quebrar un hueso y me va a costar mucho mejorarme, además de un vértigo, que me da mucho mareo, he tenido que aprender a hacer movimientos más lentos”, detalla la paciente.

“El proceso lo empezamos a partir de las 9 de la mañana, ha habido un alto flujo de pacientes, a la hora llevamos 260 ingresados, tenemos más personal que las otras veces para cumplir con el flujo de pacientes. En total son 30 personas entre médicos, enfermeros y personal administrativo”, sostiene María Fernanda Ariza, jefa de post venta de Auditrón y coordinadora del operativo realizado en el Hospital de Rancagua.

María fue llamada por el doctor y se realizó los exámenes respectivos, ahora espera pacientemente por su segundo llamado, ese que por fin le permitirá saber qué es lo que padece. “Me hicieron un examen y el doctor dijo que tengo que esperar a que los revise, me atienda y después de eso me darán la respuesta”.

En un costado del hospital hay una fila de señoras quienes esperan con ansias la puesta del molde, que en un futuro cercano se convertirá en un audífono. “Es incomodo no escuchar porque a veces si alguien me habla yo sé que me está hablando pero no entiendo, pregunto y vuelvo a no entender, la tercera vez ya da vergüenza preguntar. Me han atendido bien, yo quiero escuchar mejor y con esto me cambiará la vida, con el sólo hecho de que alguien me hable y yo responder de inmediato”, afirma María Arévalo. Por su parte María Martínez cuenta que “me va a cambiar bastante la vida, me conocen como la vieja sorda. Pedí una hora y casi a los dos años, me llamaron y me dijeron que tenía que esperar. Esto me pasó por porfiada, pero ahora gracias a esto podré escuchar mejor los tangos que me encantan”.  

Finalmente María Rojas es atendida nuevamente por el doctor para luego retirarse con receta en mano, sabe que su vida cambiará después de esta consulta, lo mismo entiende su familia quién la recibe en el hall y juntos se retiran del hospital, felices porque la esposa y mamá comienza una nueva vida.