En la Provincia de Cardenal Caro:
Mientras nuestra región ha sido declarada como zona crítica por la evidente sequía, cuándo y cuánto regar son interrogantes frecuentes y que cada vez adquieren una mayor importancia, especialmente en las labores de cultivo. Más aún, son preguntas que requieren de una rápida y certera respuesta, en particular, cuando lo que se necesita es optimizar los niveles de producción y rentabilidad en el negocio agrícola.
Es así, que para determinar las necesidades de agua en los cultivos lo fundamental es distinguir el tipo del suelo, además de la cantidad del recurso hídrico disponible. Así lo dio a conocer el Decano de la Facultad de Ingeniería Agrícola de la Univ. de Concepción y Director General del Proyecto Innova Centro del Agua para la Agricultura (CAA), Dr. Eduardo Holzapfel, durante la charla Riego en Cultivos Tradicionales realizada a 20 agricultores y pequeños productores agrícolas en Navidad.
La actividad organizada por el CAA -proyecto financiado por Gobierno Regional de O´Higgins a través del Convenio FIC R-2009, suscrito con InnovaChile de CORFO-, se llevó a cabo en la Sede Social Licancheu de esa comuna, y tuvo como principal objetivo dar a conocer las diferentes tecnologías en métodos de riego para cultivos tradicionales, basadas en el reconocimiento de la importancia del agua para la agricultura y el manejo del recurso hídrico.
Allí, el facultativo mediante una exposición teórico práctica dio respuesta a las interrogantes cómo, cuándo y cuánto regar en cultivos de frutales y hortalizas, principalmente a través de la presentación de diferentes herramientas y procedimientos que permiten reconocer el contenido de humedad en el suelo. En esta misma línea, Holzapfel dijo que para reconocer la frecuencia del riego es posible utilizar distintos métodos, como la técnica del balance de aguas, la cual está basada en tres aspectos meteorológicos del suelo y de la planta.
El primero, refiere a establecer un criterio de riego que señale el porcentaje tolerable de disminución del agua aprovechable del suelo; el segundo tiene que ver con la profundidad de raíces del cultivo, y que en siembras anuales, ésta cambia rápidamente con el paso del tiempo; en tanto el tercero, describe el conocimiento de la cantidad de agua que el plantel y el ambiente extraen desde el suelo, la cual cambia con la edad de la siembra, el clima y la ubicación geográfica.
Según el Director General del Proyecto Innova CAA, los indicadores de suelo corresponden también a otra metodología que indica el contenido actual de agua en el suelo, y que a su vez es comparado con un valor predeterminado mínimo que arroja el contenido de humedad, lo que en definitiva permite establecer la frecuencia de riego cada vez que se alcance a tal nivel.
De igual modo, Holzapfel dijo a los asistentes que entre los indicadores de suelo existen diferentes parámetros que indican cuándo regar, entre ellos los de observación directa para determinar de qué manera se retiene el agua en la superficie, o bien, aquellos que mediante instrumentos u herramientas proyectarán de manera indirecta una estimación de la humedad”.
No obstante ello, agregó que “teniendo en cuenta que el objetivo el restablecer el agua de la planta, el método más preciso para saber cuándo regar es el monitorear directamente a la planta, a través de parámetros como la apariencia, la temperatura de la hoja, el potencial del agua en la hoja y la resistencia estomática”.
Así mismo, aclaró a los asistentes a la charla sobre la importancia de reconocer aquel proceso en donde hay una cierta cantidad de agua que es removida desde el suelo y la planta, conocido como evapotranspiración, medida que es necesario reponer periódicamente en el suelo a través del riego, y de esa forma, no dañar el potencial productivo de la planta.
Según Holzapfel, “hay que tener en cuenta que dicho proceso, y entre otros aspectos, siempre dependerá de las condiciones climáticas, del tipo y estado de desarrollo del cultivo, además de la disponibilidad de agua en el suelo”.
Al finalizar, el Decano de la Facultad de Ingeniería Agrícola de la Univ. de Concepción, enfatizó que cualquier déficit de agua producirá inevitablemente una disminución en los rendimientos. Más aún, que se debe considerar la existencia de ciertas etapas en el cultivo en donde el daño generado por el estrés hídrico puede ser mayor, y a raíz cambios considerables en el tamaño de algún componente de producción en la planta.
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