Maravillados con la belleza del paisaje actual,
tras visitar la restauración hidrológica forestal de un área totalmente devastada por el incendio forestal ocurrido hace 13 años en el sector la “Rufina”, en la comuna de San Fernando, quedaron los 15 participantes provenientes de Cuba, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Ecuador, Argentina, Colombia, Uruguay y Chile, más un experto de JICA (cooperación japonesa) que formaban parte del “Curso Internacional de manejo de cuencas”.La delegación arribó cerca del medio día del pasado martes 13 de Marzo a San Fernando y fueron recibidos por Marcelo Cerda, Jefe de la Oficina Provincial del Colchagua, Ricardo Peña, Jefe de la Unidad de Forestal y Rubén Bravo, Encargado de Bosque Nativo de la misma Oficina Provincial, quienes dieron inicio a la jornada con interesantes exposiciones, en donde explicaron detalles de cómo se controló el incendio que afectó las cuencas hidrográficas del río Tinguiririca, Clarillo y Claro, dejando como consecuencia una catástrofe ecológica al destruirse la cubierta vegetal del suelo de la flora y fauna presente en el lugar. “Prácticamente estábamos frente a un campo lunar”, expresaba Ricardo Peña, al comenzar su intervención.
“El daño también se hizo sentir en el régimen hídrico, en la producción y calidad del agua, en un sector que es además altamente poblado”, agregaba el profesional ante la atenta mirada de los alumnos del “Curso Internacional de manejo de cuencas”, en su paso por la región de O’Higgins.
El grupo de participantes del curso, fue encabezado por el Ingeniero Forestal y Doctor en Suelos de la Universidad de Munchen (Alemania), Samuel Francke, quien junto a Marcelo Cerda, Ricardo Peña, y Rubén Bravo, llevaron a los alumnos a la cumbre del empinado sector, ubicado al este de “Sierra de Bellavista”, para que en el recorrido pudieran apreciar el trabajo de restauración ecológica y forestal en las laderas y quebradas, con la construcción de diques y caminos. “Por estos sectores corren pequeños cursos de agua, los que riegan la vegetación existente”, decía Samuel, al hacer un descanso en el ascenso.
Durante la pausa, el profesional explicó además que el trabajo de recuperación se inició sólo cuatro meses después de apagado el incendio que afectó al lugar, con fondos del Gobierno Regional y la JICA, la Agencia de Cooperación Japonesa, destacando además que este proceso de restauración se pudo llevar a cabo gracias a la “generosidad de la madre naturaleza”.
El principal objetivo fue restaurar la zona de 50 hectáreas que abastecía de agua potable al poblado, por ello se construyeron diques, canales de desviación, zanjas de infiltración, se sembró distinto tipo de vegetación de montaña y se trabajó intensivamente en cuencas y laderas con el fin de evitar los deslizamientos y la erosión.
Incendio La Rufina
Fue exactamente un 02 de enero de 1999 que se produjo un incendio forestal en un sector de invalorable belleza y tranquilidad de turistas y visitantes en un sector destinado al camping. Se presume que una fogata mal apagada podría haber sido la principal causa de uno de los incendios más devastadores que ocurrió en la región de O’Higgins y que hoy, según los expertos, lidera el ránking histórico a nivel nacional de siniestros forestales, donde se quemaron más de 25.000 hectáreas de vegetación nativa y que duró 15 días de intenso trabajo.
Ricardo Peña, Jefe de la Unidad de Forestal de Colchagua, recuerda con emoción los duros momentos vividos en ése entonces, por los brigadistas de CONAF y por todo el personal que trabajó día y noche en la extinción del fuego, entre personal de las fuerzas armadas, obreros, voluntarios en una zona de vegetación altamente combustible. “Trabajamos 15 días en un sector cuya topografía era muy abrupta, caracterizada por quebradas, lo que producía un microclima y un constante cambio en la dirección del viento”. El especialista prosigue su relato haciendo hincapié que se trató de un incendio muy violento. “Se propagó rápidamente, en dos horas habían más de 60 hectáreas quemadas y avanzaba raudamente consumiendo toda la vegetación y bosques del lugar, donde estamos” .
El profesional cuenta que los años 90 el país se vio afectado por una extensa sequía que incidió directamente en grandes incendios forestales en las regiones del Bío Bio y Aysén. “El año 1998 fue el año más seco del siglo y tuvimos dos temporadas muy complicadas en la zona central, donde se quemaron 102.000 hectáreas. De ellas más del 25% se quemó en el incendio la Rufina”, destaca Ricardo Peña.
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