- Joven con daño cerebral vive hace 14 años en centro asistencial siendo atendido por sus funcionarios como una gran familia.A Pablo le gustan las visitas y los regalos. Recibe con una sonrisa, y coquetea con las mujeres que llegan a verlo. Ha vivido la mitad de sus 28 años en el Hospital de Rengo, donde lo acogieron al quedar abandonado, convirtiéndose los funcionarios del establecimiento en su familia.
La asistente social Margarita Correa, su tutora legal, cuenta la historia de Pablo Arias Pérez. Su madre lo dejó al cuidado de un matrimonio vecino, de un sector rural de Rengo, pero la madre adoptiva, que lo quería mucho, falleció algunos años después producto del cáncer. Como el padre adoptivo tenía que trabajar, el menor comenzó a quedarse solo todo el día y su condición empeoró. De hecho llegó al hospital pensando ocho kilos, a los 14 años. Empezó a entrar y salir del hospital. Intentaron, entonces, internarlo en un hogar especializado pero, por diversas razones, nunca fue posible y se fue quedando en el establecimiento permanentemente.
A Pablo lo aqueja un daño orgánico cerebral, “lo que significa que tiene sano su cerebro, pero dañada su estructura física y motora”, detalla la enfermera Julia Vicencio, quien lo recibió al llegar al hospital. Y agrega que “él entiende todo, se comunica con señas y, hasta hace algunos años, lograba modular algunas palabras. Además, es muy expresivo con los ojos”.
El personal del hospital, especialmente el de Pediatría, se esfuerza cada día para que Pablo salga adelante, porque las personas en su situación no suelen tener una larga sobrevivida. Sin embargo, por su condición de salud, existe riego de que se contagie de alguna enfermedad, por eso, está en aislamiento y cada día lo visitan el kinesiólogo, el médico y la enfermera y recibe el tratamiento que requiere.
“Si Pablo ha llegado a esta edad –dice la asistente social- ha sido única y exclusivamente por los cuidados y el cariño que ha recibido aquí. Él es parte de la familia de Pediatría. Ellos le celebran la Navidad, sus cumpleaños, y lo acompañan todo lo que pueden. Ellos son su familia y Pablo los reconoce a cada uno de ellos”.
La dedicación de los funcionarios
Para el director del Servicio de Salud O’Higgins, doctor Cristián Gabella “éste es un verdadero ejemplo de que el trabajo que estamos haciendo en la salud pública en Chile es un trabajo real y concreto. Es un ejemplo de que podemos cuidar de la mejor manera a nuestros pacientes, entregándoles calidez y cariño. Todos estos años que Pablo ha estado en el hospital, ha podido formar una verdadera familia en el Hospital de Rengo. Éstas son noticias positivas, que normalmente no se conocen, normalmente las noticias malas son las que salen, pero yo creo que vale la pena destacar el cariño y el compromiso que los funcionarios de Rengo han mostrado”.
Por su parte, el Intendente Regional de O’Higgins, Patricio Rey, agradeció a los trabajadores del establecimiento por el cariño que han entregado a este menor e instó a otros a imitar este tipo de iniciativas. A la comunidad en general la llamó a valorar “las cosas buenas que pasan todos los días en los hospitales, gracias a la entrega de un buen número de funcionarios. Hoy, en este hospital, tenemos a un niño que tenía una expectativa de vida muy baja, viviendo casi 29 años, que es mucho más de lo que se esperaba. Así que un abrazo muy grande a todos los funcionarios del Hospital de Rengo”.
Esto demuestra, a su juicio, “que nuestros funcionarios tienen un gran corazón, son de una gran entrega hacia personas que ni siquiera conocen, que no tienen familia y aquí son muy estimulados, lo que nos da la verdadera imagen de los que ocurre al interior de nuestros hospitales”.
Asimismo, conmovido con esta historia, el Intendente Rey se comprometió a financiar, a través de la Intendencia, un viaje de Pablo a la playa, porque nunca ha salido del hospital. “Queremos que cumpla su sueño de ver el mar y conocer un lugar distinto, como un pequeño aporte de nuestra parte”, aseguró.
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