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El director regional del SERVIU LGB O’Higgins, Raimundo Agliati, hace entrega a Aldo Rivera y a su hijo Aldo de su subsidio habitacional. 

-Una verdadera historia de amor es la que vive este padre de tres hijos: Aldo, Vicente y Matías. Luego de separarse de su ex mujer, Rivera necesitaba estar más cerca de sus hijos, por lo que dio una dura batalla por la tuición de los tres. “Para eso necesitaba una vivienda propia, y gracias a las gestiones del Ministerio de Vivienda, que conocieron de mi historia, me han beneficiado. No puedo estar más feliz”. Conozca la historia de don Aldo, un papá feliz.  

Aldo Rivera (43) se nota más tranquilo. “Imagínese: ya cuento con mi departamento nuevo, y no doy más de felicidad. Pero también tengo claro que esta es una nueva oportunidad que debo aprovechar. Y ahora, debo hacer las cosas mejor”, explica de entrada. 

Y esta explicación no es menor. La historia de vida de Aldo ha estado marcada por el amor de padre con sus tres hijos: Aldo (23), Vicente (16) y Matías (14). Y también por los momentos difíciles que lo llevaron a hacerse imprescindible en la vida de sus retoños. Habla el propio Rivera. “Yo estoy separado hace nueve años, y divorciado desde agosto del año pasado. Pasé por una difícil situación. Al principio, yo me quedé con mi hijo cuando me divorcié, y se me hizo un poco complicado. Y después de un año y medio, mi ex se llevó a los dos más chicos, y me quedé con el más grande. De ahí yo caí hospitalizado, con un poco de depresión por la tristeza de no poder ver a mis hijos. Lo pasé mal”. 

¿Y cuál fue la situación de sus hijos?

-“Ahí estuvo mi ex señora conviviendo cerca de tres años con los dos chicos. Hasta cuando el Vicente no quiso estar más con ella, ya que ella vivía con su pareja. Y hubo un poco de maltrato por parte de ella. Es por eso que mi hijo demandó a mi ex señora”. 

Difícil situación…

-“Muy difícil. Lo que pasa es que él se quería venir, pero ella no quería que él se viniera. Entonces, al final, por fuerza mayor fuimos a Carabineros —yo no podía traérmelo, porque podía pasar por rapto—, y ella dejó que mi hijo se quedara conmigo, ya que él no quería estar más con su mamá. Y el más pequeño se tuvo que quedar con mi ex esposa. Pero después fuimos a tribunales, y ahí me cedieron la tuición de mis hijos momentáneamente, por vulneración de derechos”.

El trámite legal fue realizado en la capital regional, pero Aldo y sus hijos viven en San Francisco de Mostazal. Hasta el pasado lunes, ya que recibieron de manos del propio ministro de Vivienda y Urbanismo, Rodrigo Pérez, las llaves de su departamento en el conjunto habitacional Parque Constanza 2 y 2 A, que beneficia a otras 127 familias de Rancagua. El beneficio  que se le solicitó al Ministerio de Vivienda y Urbanismo fue mediante la modalidad de asignación directa, que es una atribución que tiene el Ministro para otorgar un subsidio habitacional, agilizando directamente el proceso de postulación. El documento fue entregado en una sencilla reunión en dependencias del SERVIU LGB O’Higgins por el director regional de la Institución, Raimundo Agliati, quien en la oportunidad felicitó a Rivera. “La historia de don Aldo nos debe enseñar que el amor de un padre por sus hijos a veces puede más. Y nosotros como SERVIU nos jugamos porque don Aldo pudiera tener su vivienda propia, luego de conocer su historia de esfuerzo. Somos todos el Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Y en este caso, una historia como ésta nos motiva a seguir trabajando por todos los habitantes de la región”.  

Don Aldo, luego de su depresión, ¿cómo salió adelante? ¿En que se apoyó?

-“Bueno. Igual el tiempo va sanando las cosas. Entonces yo me di cuenta que igual dentro de todo el proceso, sufrí por el asunto de que se destruyó la familia, y por no poder estar cerca de mis hijos. Éramos muy afiatados, muy unidos. Ese fue el motivo principal de mi tristeza, y lo que gatilló la depresión, ya que mi ex esposa no me dejaba verlos. Por eso siempre fue una lucha el hecho de que yo quisiera ir a visitarlos. Al final, para tranquilizar las cosas, tuve que alejarme un tiempo de ellos, donde yo no sabía que pasaba con sus vidas. Suponía que mis hijos estaban bien. Al final me dije: si ellos están bien y se formó una nueva familia, a lo mejor yo soy el que está molestando. Pero después me di cuenta que no era así. Y mis hijos lucharon —el del medio primero— por estar conmigo. Pero todavía no termina esto. Ahora vamos a ir a un nuevo juicio. Hicimos el trámite de conciliación, pero no se llegó a acuerdo”. 

Cómo usted dice, el tiempo sana las heridas. Pero a lo mejor los niños necesitaron ayuda de algún profesional para subsanar el dolor de la separación de sus padres…

-“Lo que pasa es que cuando fuimos a juicio, yo solicité que fueran evaluados psicológicamente. Se trató con un psicólogo a los chicos. Igual siempre uno va a vivir con esa amargura. Pero con puro amor hemos salido adelante. A los chicos les he tratado de dar todo mi cariño, y hemos salido adelante. Yo sé que para Matías igual ha sido complicado. Para Vicente no tanto, ya lo tiene asumido. Pero el de 14 imagino que debe necesitar a su mamá. A mí no me queda más que entregarle amor. Tratar de que no piensen mucho”. 

Su historia es particular, porque la mayoría de las veces es la mujer la que defiende quedarse con los niños…

-“Yo igual tuve la suerte de que mis hijos quisieran estar junto a mí. Pero es cosa del tiempo. Cuando ellos nacieron, yo me preocupé mucho de ellos. Tuve la suerte entre comillas, de que el motivo de la separación lo hubiese propiciado ella. Entonces, eso también me avaló a mí para solicitar la tenencia de los niños. Para yo no haberme sentido tan culpable con la separación. Entonces, también los hijos evaluaron eso también. Y de ahí, luchando todos los días. Todavía falta la última lucha, de la tuición definitiva. Para eso, a mí me exigieron un departamento, o una casa. Y gracias a Dios, se dio. El Ministerio de Vivienda, a través del SERVIU, se portó muy bien conmigo. Ahora voy con la parte física, para yo poder tener la tuición completa, y ya tengo mi departamento. Ahora voy a Rancagua a buscar las llaves. Ya con eso, yo puedo ir a Tribunales, y solicitar la custodia definitiva de mis hijos”.

¿Usted en que trabaja?

-“Yo trabajo como particular. Yo hago ventas de imprenta. Tengo buenos contactos con amigos que tienen imprentas, porque trabajé muchos años en empresas y ventas gráficas. Y mi fuerte es que soy artesano. Hago libros. Todo lo que es empastes contables. Entonces, yo ahí me pude adecuar a un buen horario, por mi hijo chico, porque él llega a las 16 horas del colegio, y para que no esté solo. La idea, como dije antes, es estar con ellos”.

La vida le sonríe

Rivera cuenta como ha mejorado su vida, luego de los sacrificios y el esfuerzo que ha debido realizar. “Para mí fue un milagro, porque el mes de julio no tenía nada. No tenía posibilidades de casa, nada. Y se dio por un programa de televisión que me está siguiendo (el docureality de Megavisión “Cara&Sello”). Un amigo llegó a mí y le gustó mi historia. Pero ellos —el programa de televisión— querían que yo tuviera mi casa. Como el final feliz de la historia mía: de no tener nada y luchar por mis hijos, tener algo digno donde vivir”. 

Y continúa entusiasmado en su relato. “Pasó que se dieron todas esas cosas en un mes. Fui a SERVIU, donde recibí una gran ayuda, y se agilizó todo muy rápido. Al comienzo no había cupo, pero un día me llamaron para decirme que alguien se había bajado de los departamentos. Fue sorpresivo. Me dijeron: venga a ver el departamento, y si le gusta, es suyo”. 

¿Le gustó el departamento? 

-“Claro. Para mí fue de todo gusto, al igual que para mis hijos. Además, les queda cerca del Liceo Industrial donde estudian, así que estaba hecho para mí. Resultó todo bien”. 

Incluso en la ceremonia de entrega de las llaves de su departamento, fue personalmente a darle las gracias al ministro…

-“Si. Conversé con el ministro Pérez, y aproveché de darle las gracias personalmente. Porque yo sé que también se hicieron gestiones, y él tuvo que ver con eso”. 

Que le dieran un subsidio a un papá con hijos, no es algo común… 

-“No se da siempre. Y este fue un  caso especial. Entonces, el ministro igual abogó por mi caso, y dijo que bueno. Fue tan rápido lo del subsidio, así que estoy muy agradecido. Cuando él llegó, me acerqué a saludarlo. Nosotros igual habíamos hecho junto a mis hijos un letrero de agradecimiento por la buena gestión. Le gustó mucho”. 

Futuro

Ya que ahora tiene su departamento, gracias a la gestión de muchos profesionales del MINVU, ¿qué viene para su futuro?

-“Aldo va a seguir estudiando, y me va a ayudar a mí en mi trabajo de los empastes contables. Y a él le sirve trabajar conmigo, porque se puede pagar sus estudios. Tiene un horario mejor que su antiguo trabajo. Vicente pasa a cuarto medio. Y él practica artes marciales. Mis dos hijos entraron a una federación, por lo que van a tener competencias por todos lados. Y si Dios quiere, en Liceo Industrial A-6, parece lo van a becar, en el sentido de pagarle los pasajes para el extranjero y para los diversos torneos. En Chile el deporte no es barato”.

¿Y una nueva oportunidad para el amor?

-“Cuando uno está más viejito, y luego de haber pasado por tantas cosas, uno va paso a paso. Uno de mis primeros pasos fue tener mi casita, que gracias a Dios y con ayuda del SERVIU lo logré. Y tercero, tener la tuición definitiva de mis hijos, y el siguiente paso es arreglarme bien con mi situación económica, arreglarme como el microempresario que fui, y recién ahí a lo mejor pensar. Pero no puedo hacerlo antes, porque tengo prioridades. Y usted sabe que todo se mueve bajo el dinero. Yo soy un paquete grande para cualquier mujer. Un hombre con tres hijos no es fácil para una dama. Puertas afuera podría ser, pero tampoco tengo tiempo para eso. No ando buscando. Quiero hacerlo bien. Hice muchas cosas más o menos, y me equivoqué mucho. Entonces tengo que empezar a hacer las cosas bien. Cuando uno va envejeciendo, va pensando más”.