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Sobreviviente de la tragedia de Los Andes de 1972
En su venida, impartió una charla a los estudiantes de la comuna, se reunió con su gran amigo Sergio Catalán y fue parte de la inauguración de la muestra permanente denominada “Uruguayos, una Odisea en Los Andes”, en el Museo Casa Lircunlauta.
Hasta la capital de la provincia de Colchagua se trasladó este miércoles 08 de junio, el Cardiólogo Pediatra y ex rugbista Roberto Canessa, uno de los sobrevivientes del denominado “Milagro de Los Andes”, quien participó de una serie de actividades destinadas a informar a la comunidad, sobre tan importante hazaña que conmocionó al país el 12 de octubre de 1972.
A primera hora de la mañana, impartió una charla en el Centro Cultural de San Fernando, donde narró sus vivencias a los estudiantes de los diferentes establecimientos educacionales de la comuna, que llegaron al lugar para participaron de la actividad.
Durante el mediodía en la localidad de Roma, se reunió con su gran amigo Sergio Catalán, el arriero con el que lleva una amistad de más de 40 años, desde el momento en que divisó a Canessa, después que este último recorriera por 10 días las quebradas de la Cordillera de Los Andes en busca de ayuda.
Fue un encuentro muy emocionante, donde compartieron las diversas vivencias y recordaron la hazaña hecha por el grupo de jóvenes rugbistas uruguayos, que se impusieron a la adversidad, con una tenacidad única y que dio como resultado que 16 personas sobrevivieran a la tragedia de un total de 45.
En la jornada de la tarde, el reconocido cardiólogo fue parte de una solemne ceremonia en el Museo Casa Lircunlauta, lugar donde se inauguró una muestra permanente denominada “Uruguayos, una Odisea en Los Andes”, un espacio de interpretación histórica sobre el hecho mundialmente conocido y que guarda irrestricta relación con nuestra ciudad, la que se ha dispuesto para el conocimiento de las nuevas generaciones
Esta muestra conduce a un viaje en el tiempo, sobre una historia llena de dolor que se convierte en esperanza. Además, implica no solo un nuevo lugar de aprendizaje y memoria local, sino la revalorización de un acontecimiento donde muchos sanfernandinos se vieron involucrados, cuando la tragedia dio paso a la alegría y se estrecharon lazos de fraternidad, compañerismo y gratitud que perduran hasta hoy, entre los pueblos de Uruguay y Chile.
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