Los más de 20 millones de receptores de esos “twitteos” supieron que Tocopilla había sido asolada por un fuerte terremoto hace ya varios años (2007) y que todavía hay muchas falencias producto de esa y otras condicionantes. Tocopilla es un puerto importante por donde sale gran parte de la producción de cobre de Chile (además allí están grandes generadoras de energía), y, pese a eso, ha tenido un desarrollo impropio a esa condición, en gran medida por su ubicación geográfica aislada de centros más poblados como Antofagasta, Calama e Iquique.
Luego del terremoto del 2007 que dañó irreversiblemente la estructura del antiguo hospital de 68 años, el 2009 se inició la reconstrucción del nuevo Hospital Macuada. Hoy la ciudad cuenta con un nuevo y hermoso hospital, pero la comunidad reclama –entre otras muchas reivindicaciones- que este no cuenta con los médicos suficientes y en particular que no hay especialistas, que satisfagan las crecientes necesidades de poblaciones con más necesidades.
Este drama no es exclusivo de Tocopilla; son muchas las ciudades de Chile donde esto ocurre y lo más dramático es que es algo que irá en aumento, a menos que cambiemos profundamente nuestros modelos de atención sanitaria. La prolongación de la expectativa de vida, la irrupción de enfermedades crónicas de difícil contención por su alta prevalencia, el desprecio por las condicionantes de salud, en particular la calidad del medio ambiente –tan presente en comunidades industriales/ mineras como Tocopilla-, nos obligan a revisar todos nuestros procesos.
Uno de ellos es todo lo referente al desarrollo de los funcionarios de salud. Pese a los esfuerzos en generar profesionales y técnicos cada vez más competentes y en mayor número, estos serán proporcionalmente cada vez más insuficientes en relación a las crecientes necesidades que resultan del propio éxito sanitario. Nuevos sistemas de contratación, uso de sistemas de teleasistencia médica y educativa, el fortalecimiento del trabajo en equipo coordinado en redes asistenciales eficaces y eficientes, la inclusión de las comunidades en el quehacer sanitario son algunas de las muchas cosas que hay que seguir incentivando.
Los habitantes de Tocopilla, que no son muy numerosos pero si muy voluntariosos –como el propio Alexis-, nos dan una oportunidad de desarrollar nuevas formas de hacer las cosas. Si intentamos hacer lo mismo de siempre es muy posible que tengamos otra frustración. Chile tiene en Tocopilla una tremenda oportunidad.
Pedro García Aspillaga
Director Escuela de Salud AIEP
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