Tras el revuelo social que produjo la participación de Chile en la Copa del Mundo de Sudáfrica, fueron muchas las personas que se adhirieron a la fiebre futbolística, desde las mujeres menos conocedoras del deporte del balompié, hasta los políticos que acoplaron sus actividades de servicio público con las del mundial de fútbol.
Fue tanto el éxtasis que provocó “la roja” en el alma de los chilenos, que cuando la selección nacional jugo sus partidos en la fase de grupo o en octavos de final, las ciudades parecían fantasmas, sin dejar de mencionar que el país representaba un feriado similar a uno que se conmemora en época de fiestas patrias.
Una acción que cabe señalar es el aterrizaje forzoso de los miles de chilenos que se subieron al carro de la victoria cuando Chile ganó a sus similares de Honduras y Suiza por la cuenta minima, ya que en la mayoría de los medios de comunicación dio a conocer entrevistados que juraban que Chile iba a golear a todos sus rivales e iba a ser campeón del mundo.
Mucha de la gente que apareció en pantalla o escuchamos en radio que no tenia idea del fútbol, pero tenia una fe ciega a nuestra selección, va creando realidades y expectativas al resto de la sociedad, que por una parte es bueno creerse el cuento, tener personalidad y una actitud positiva, pero ser extremista es negativo, porque con la misma velocidad que uno puede subir en la vida puede bajar, es un tema de ser realista e ir paso a paso no solo en el fútbol sino en nuestra forma de vivir.
Ahora nos damos cuenta que cuando Chile gana aparecen todos, pero ahora que la “roja” esta fuera del torneo mundial ya no están los mismos de antes, o algunos ya están pidiendo la salida del estratega argentino Marcelo Bielsa; las personas no pueden cambiar tan rápido de actitud o estar siempre en las buenas experiencias, hay que respetar los procesos y valorar lo que se hizo.
La comunicación es acción y haciendo un paralelo a la organización a la cual pertenezco, desde la niñez hay que inculcarle a las personas que no todo en la vida es ganar y ser el mejor, a veces hay que perder para ganar, o el mejor acto futbolístico del mundial precisamente no va ha ser el del campeón, efectividad y eficiencia pueden ser el antónimo del juego “espectáculo”, nuestra selección ganó experiencia, respeto, hacer historia y toda la admiración de 17 millones de chilenos que vieron como dejaron todo en la cancha a pesar del resultado, que es solo una variable cuantitativa del juego.
Dagoberto Díaz RottenEstudiante egresado de Comunicación y Relaciones Públicas
Vicepresidente de la ONG Acción Juvenil Granerina
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