La Federación Santiago Watt fue creada como homenaje al pionero de la locomoción a vapor, por un grupo de ferroviarios futuristas, que agrupaba en gran mayoría a maquinistas y fogoneros de ferrocarriles del estado.
Un 8 de Septiembre 1889 se creaba la “Sociedad de Protección Mutua de Maquinista y Fogonero”, la cual daba inicio a un movimiento de índole mutualista, el cual, ya más consolidado pasaría a llamarse “Sociedad Santiago Watt”, según acta de la misma sociedad, de fecha 12 de Mayo 1893.
Es importante para la historia Ferroviaria saber quienes fueron sus maquinistas, las cuales conducían por el país esas moles de acero movidas por el vapor “Las Locomotoras”.
A continuación doy a conocer los principales rasgos que caracterizaron la vida de un maquinista.
Rubén Tobar Frías.
Nació en San Fernando un 28 de Septiembre de 1931, pequeña ciudad de origen y pasado colonial ubicada entre los ríos Antiveros y Tinguiririca, hijo de Pedro Tobar y de Luisa Frías F., su domicilio fue siempre en un barrio ferroviario, lo que lo llevò desde pequeño atener una relación cercana con los trenes.
Sus estudios primarios los realizó en la antigua y bien nombrada “Escuela Nº 5” de hombres de San Fernando, para seguir posteriormente sus estudios en el “Liceo de Hombres Neandro Schilling”, ubicado frente a la Plaza de Armas de la ciudad.
Comenzó a trabajar en la empresa de Ferrocarriles el año1950 en la ciudad de Rancagua para trasladarse el mismo año a San Fernando, para volver nuevamente a Rancagua y permanecer entre los años 1953 a1954, trabajando allí en el macho Alemán Nº 388.
A fines de 1954 vuelve a San Fernando trabajando en el macho Alemán Nº377, para luego ascender a ayudante de maquinista.
Asentado y trabajando cerca de su hogar se caso con Amada Ahumada quien era hija de Armando Ahumada,el cual había sido maquinista de Ramal costero Sanfernandino, cuando punta de rieles era Larraín Alcalde, para después el año 1926 serlo Pichilemu.
Don Rubén fue nombrado maquinista el año 1963 en San Fernando.Muy amigo y con el cual trabajò bastante tiempo fue don José Saravia.
De las locomotoras en que recorrió el Ramal a Pichilemu recuerda la tipo 58 Nº 553 y la Nº 522 que eran de pasajeros y la tipo 57 la Nº524 que era carguera en la cual trabajaba también don José Varela.
En 1976 dejo la Empresa de Ferrocarriles del Estado, poniendo término a una incesante vida de Ferroviario de la Santiago Watt.
Insignes son los recuerdos que recaba en su memoria, recorriendo paso a paso la efectiva labor desarrollada en gran parte en nuestro querido Ramal San Fernando a Pichilemu.
Inolvidables son para él las obras de arte realizadas en el extinto Ramal como el túnel La Viña, el Puente San Miguel, el Túnel El Árbol, Túnel El Quillay, Paso Inferior Tres Ojos.
Innombrable por cierto la nostalgia de llegar en sus màquinas bajando desde la última parada en la estación Larraín Alcalde hacia el imponente balneario de Pichilemu con su gentío siempre esperando la llegada del tren, el tren de la nostalgia yel recuerdo en estos días.
Autor: Juan Cornejo Acuña
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