![](/images/resized/images/fck/04/dsc_0490_200_200.jpg)
Poder enhebrar una aguja o leer la letra chica de un documento, situaciones tan comunes para algunas personas, para Isabel Alvarado estas acciones significaban a una hazaña, la que solo era posible lograr con la ayuda de su marido, hijos o nietos.
“Yo no tengo plata para comprar lentes, lo que hacía era comprar de esos que venden en la calle, el problema es que con esos se daña mucho más la vista”, decía. A pesar de esto, gracias a la gestión del Hospital de Rengo hoy Isabel cuenta con nuevos anteojos, los que recibió de manera gratuita como parte de uno de los 3 operativos oftalmológicos realizados por el establecimiento con los que más de mil personas fueron beneficiadas en total.